Autismo e hipermovilidad: cuando la ciencia confirma lo que la vida ya sabía
- Claudia Salas
- 28 sept
- 2 Min. de lectura
Un punto de partida humano
María tiene 34 años. La diagnosticaron con autismo hace poco, pero desde niña se doblaba más de lo normal. Podía hacer posturas de yoga sin entrenar, se dislocaba con facilidad y vivía con dolores que nadie entendía. Siempre pensó que eran dos cosas distintas: su mente “demasiado intensa” y su cuerpo “demasiado elástico”. Hoy la investigación científica empieza a darle sentido a su experiencia.
Los números que sorprenden
Un meta-análisis reciente revisó 20 estudios y encontró algo contundente:
En la población general, la hipermovilidad se estima en menos del 10%.
En personas autistas, la cifra se triplica: 22%, y llega a 31% cuando la evaluación es clínica.
En cuanto al síndrome de Ehlers–Danlos o espectro de hipermovilidad, la prevalencia en autistas alcanza el 28%, y hasta 39% en estudios clínicos.
En simple: casi 1 de cada 3 personas autistas también presenta hipermovilidad significativa.

¿Qué significa esta conexión?
Durante décadas, se habló del autismo como algo “del cerebro” y de la hipermovilidad como un tema “del cuerpo”. Pero la realidad es que la frontera nunca fue tan clara.
“Los investigadores coinciden en que el autismo debe entenderse de manera integral, reconociendo que lo físico y lo mental son parte del mismo sistema.”
Esto no es un detalle técnico. Es un cambio de mirada: la neurodiversidad se habita también desde el cuerpo.
Preguntas que podrías tener
¿Si soy flexible significa que soy autista?
No. La relación es estadística, no causal. La hipermovilidad no causa autismo ni viceversa.
¿Por qué importa este hallazgo?
Porque explica síntomas que muchas veces se tratan por separado: dolor crónico, fatiga, ansiedad, mareos. Entender la conexión permite abordajes más completos.
¿Qué puedo hacer si me siento identificada?
Buscar profesionales que integren la mirada mente-cuerpo, validar lo que vivís y diseñar estrategias de autocuidado adaptadas a tu sensibilidad.
Una reflexión necesaria
Escuchar a mujeres autistas hablar de sus dolores físicos, su cansancio y la incomprensión que sienten, es escuchar lo que la ciencia recién está empezando a describir. La investigación confirma lo que la vida ya sabía: que mente y cuerpo no son enemigos, sino partes de una misma historia.
El desafío ahora es que los sistemas de salud, la psicología y la medicina dejen de mirar por separado lo que siempre estuvo unido. Porque cuando entendemos que la diferencia se habita en todo el cuerpo, dejamos de patologizar y empezamos a acompañar de verdad. El desafío si es para nosotras.



Comentarios